LA GUERRA DEL FRANCÉS EN SABADELL
La entrada de los franceses en España provocó una crisis política muy importante. El 9 de febrero de 1808 el general Philippe Guillaume Duhesme, al frente de los ejércitos napoleónicos entró en Cataluña por la Jonquera y después de una rápida campaña|campiña entró en Barcelona a mediados de febrero. Después de la abdicación de Carles IV y de su hijo Ferran VII la corona española se cayó en manos de Napoleó el cual se impuso por|para la fuerza. Además, por una parte surgió un posicionamiento claro del clericato fachada el anticlericalismo que representaba Napoleó y las ideas propias de la Revolución Francesa y, por|para la otra, una posición también contraría a los franceses a cargo de los gremios en los cuales se les había cerrado el próspero mercado americano. Este corte|trozo en las exportaciones americanas creó una crisis económica muy grave que ayuda a entender la rebelión contra los franceses.
Las primeras tropas francesas entran en España por Catalunya el 9 de febrero de 1808, comandadas por el general Duhesme. El 13 de febrero, entran en Barcelona, con 5.427 hombres y 1.830 caballos. Teóricamente habían de permanecer tres días en la ciudad, haciendo parada camino de Cádiz, pero el 29 de febrero los franceses ocuparon por sorpresa la fortaleza de la Ciutadella y el Castillo de Monjuic.
Tras el levantamiento patriótico en Madrid y otros puntos, comenzaron por toda Catalunya las acciones de resistencia locales. Así, se produjo la quema de papel sellado francés en Manresa y la constitución de la Junta de Gobierno y Defensa del Principado en Lleida. Los días 6 y 14 de junio se producen los primeros incidentes bélicos importantes en el Bruc, que resultan ser las primeras victorias sobre los ejércitos napoleónicos.
LA GUERRA EN SABADELL
1808--Tres días después de la primera batalla del Bruc, esto es, el 9 de junio de 1808, el Ayuntamiento de Sabadell, como los demás del Vallés recibió una circular, emitida por la recién crada la Junta Superior del Principado desde Lleida para que enviara un comisionado a la Junta Gubernativa para la organización del Somatén, que estaba en Molins de Rei, villa en la que residía el cuartel general. El Ayuntamiento designó al que era el síndico, Josep Salvany, que en ese tiempo representó a la población en casos semejantes. Además enviaron comisionados los pueblos de Sant Cugat, Cerdanyola, Ripollet, Barberá y Sabadell.
No hizo falta que el síndico sabadellense se presentara, pues ya estaba desde el día 7 con el Somatén de su población, que fue el primero en acudir con 46 hombres que estuvieron 4 días.
Plànol de Sabadell el 1792 segons Antoni Bosch i Cardellach
Del 25 de junio al 9 de julio el Somatén de Sabadell sirvió al cordón formado en Montcada, junto con otras tropas, regulares y milicianas. El Coll de Montcada era paso estratégico de Barcelona hacia el Vallés.
El día siete de agosto pasaron por la villa las tropas que, mandadas por el conde de Cadalgués, venían de Martorell por Terrassa y se dirigían a Girona, para ayudar a levantar el sitio que se estaba preparando, de cuyas cercanías expulsaron a Duhesme.
Del 18 al 20 de agosto, el Somatén se volvió a movilizar para ayudar a Mongat. El 28 de este mes, el ayuntamiento decretó talla para pagarlo. Los primeros gastos habían sido cubiertos con anticipos que hicieron los vecinos acaudalados, en respuesta a la orden de la Junta auxiliar gubernativa de Granollers de hacer un reparto equitativo entre tales individuos acomodados, a razón de una peseta por libra de lo que se pagaba de contribución al Catastro. Pero el 4 de septiembre se comunicaba que el repartimiento se ampliaba a todos los habitantes de la villa, incluídos los forasteros.
Ajuntament de Sabadell
Del 15 al 17 de diciembre, otro Somatén de la villa, formado por 108 hombres, estuvieron en Granollers, al mando de Llorenç Juncá, para cooperar con las tropas de los generales Vives y Reding que habían de enfrentarse al ejército de Saint -Cyr, por el que fueron derrotados , el 16, en Llinárs (Batalla de Llinárs o Cardedeu).
1809-Sabadell tendría que recordar el año 1809 como el más penoso de la guerra, tanto por el ser el de más entradas de franceses como porque la lucha en torno a Girona repercutía en Sabadell, por donde habían de pasar las fuerzas españolas que venían de la parte del mediodía por Martorell y de la de Poniente por Manresa. Pero sobre todo, por la virulenta epidemia de tifus que, seguramente regalo de las tropas francesas, se enseñoreó de la población.
En la primera parte del año ocurrió la presencia de 300 soldados franceses que atravesaron la población de paso el 17 de enero. En el 19 regresaron para quedarse unos cuantos días y se despidieron de ella el 25; Se produjo algún saqueo, sobre todo en el convento de los capuchinos. Hubo descargas entre los franceses y un grupo de vallesanos de Castellar, Sentmenat y Sabadell, incluídos tres capuchinos, a las órdenes de Turull de Sentmenat, y resultó herido de muerte el comandante francés en la ribera de Can Puigjener.
Para vengar esa humillación regresaron los franceses con tres mil soldados el día 29 que era miércoles santo ; dispersaron a los somatenes que se les oponían y se apoderaron de la población que fue vejada con saqueo de bienes y violación y muerte de personas. Estuvieron 17 días en Sabadell, durante los cuales saquearon los pueblos y masías de los alrededores, quemaron los altares de Sant Julià d'Altura y robaron en la Rectoría de Sant Vicenç de Jorqueres. De Sabadell intentaron pasar a la montaña, pero no pudieron por la resistencia que opusieron los vecinos de Castellar ayudados por los somatenes de Sant Feliu del Recó y de Sant Llorenç. En la montaña se habían acogido muchas familias de la población desde el 25 de marzo y entre ellas las del alcalde de entonces, Bartolomé Salt, que murió en Monistrol de Calders.
Durante este mes la villa participó en otras actividades de resistencia: del 4 al 12 de marzo, el Somatén de la villa, a las órdenes de Josep Sayol, estuvo en Mataró, y del 17 al 29 del mismo mes, con Joan Agell a la cabeza, en Terrassa, para servir en varias operaciones militares.
A pesar del temor que habían de infundir las expediciones del enemigo, el ayuntamiento daba pruebas de firmeza y el 22 de abril ordenaba a la comunidad que no cesase de celebrar la misa de doce los domingos, cosa que no hacía por miedo a alguna incursión repentina de los franceses. Durante todo mayo siguió la discusión. Asimismo, el ayuntamiento mandó también a los frailes capuchinos que se organizasen para ayudar a los enfermos a bien morir porque entre unas cosas y otras llegó a haber una gran mortandad: a los estragos de la guerra hay que añadir los aún mayores causados por una violenta epidemia de tifus que diezmó la población, de manera que el cementerio de la iglesia se saturó, y fue necesario buscar un nuevo espacio para los cuerpos: primero se pensó en el patio del hospital, pero como se hallaba roca casi a flor de tierra, se desistió del propósito y se dedicó a cementerio nuevo un campo que poseía la Comunidad en el Taulí y que aproximadamente estaba situado en la encrucijada de la actual calle de Vilarrubias y el Parc Taulí. El acuerdo se tomó el 4 de junio y al siguiente día se hizo la ceremonia de bendecir el nuevo cementerio.
Estas desgracias no impiden a la villa ayudar a los trabajos de la guerra, cumpliendo las órdenes que la Junta del Partido del Vallés le transmitía, y así el Somatén de Sabadell operó el 16 y 17, y el 25, 26 y 27 de Mayo en Sant Cugat, teniendo por Jefe la primera vez a Josep Salvany y la segunda al regidor Damián Sanmiquel. Del 4 al 6 de junio regresó de nuevo a Sant Cugat.
En la segunda parte del año, si bien libre de franceses, la población habría de verse apretada por los sacrificios que de ella exigían para el gasto de guerra, tanto las tropas como la administración españolas. El pueblo de Sabadell había de hacer contínuos bagajes, es decir, servicio de cabalgaduras para el transporte de las impedimentas de las muchas fuerzas que iban y venían de Girona, y pasaban por aquí, como pueblo de tránsito que era. Además de los bagajes hay que contar con los anticipos que, en dinero y especies, se hicieron a varios cuerpos de ejército que por el desorden de la administración estaban sin recursos y las contribuciones para mantener los somatenes y la obligación de pagar la etapa y víveres a las tropas que iban de camino. Estos frecuentes gastos vaciaron de caudales la población y derivó en una gran pobreza para los vecinos. El fin del sitio de Girona liberó a Sabadell de gran parte de las asfixiantes cargas militares por un tiempo.
Como operación de guerra de las fuerzas sabadellenses en esta segunda mitad del año, hemos de recordar la estancia del Somatén de la villa en la Batllòria, a las órdenes de Josep Agell del 1 al 9 de septiembre, para ayudar a los esfuerzos de ruptura del sitio de Girona.
Durante ese año 1809 las actas municipales nos hablan de asuntos internos de la villa consecuencia del estado de excepción de facto que vivía Sabadell y las demás poblaciones del Vallés:
Reclamaciones a los capuchinos para que no dejen de cumplir sus funciones de confesar, ayudar a bien morir y realizar los entierros y funerales, además de cumplir con el oficio de la misa de doce los días festivos. Se hizo necesaria esta admonición municipal debido a la fuga de muchos monjes y clérigos, temerosos de ser víctimas de los asaltos, secuestros para allegar fondos y detenciones y encarcelamientos en la Ciutadella de Barcelona para el mismo fin, humillaciones y saqueos por parte de los "descreídos" franceses.
Reclamación a todos los habitantes de la villa de que limpien las calles al menos dos veces al día, para evitar epidemias.
Resolución sobre el nuevo cementerio, imprescindible para poder hacer frente al drástico aumento de la mortandad por la guerra y las epidemias, y evitar nuevos brotes.
Durante todo el período hay un tira y afloja entre las autoridades superiores y los ayuntamientos, y entre los propios municipios acerca de las contribuciones excepcionales en numerario y especies (carros y acémilas, paja y forrajes, vituallas, vestuario y equipamiento en general). Por ejemplo, en julio de 1809 se solicita a la Junta del Partido la rebaja de la contribución en carros, acémilas y forraje para el servicio de bagajes a las fuerzas armadas que se dirigían a auxiliar en la defensa de Girona, por ya haber contribuído anteriormente, y solicita, asimismo, que ayuden en las cargas otros municipios, que habían quedado exentos hasta entonces de las correría del enemigo, como Castellar, Sentmenat y Polinyá.
Las continuas cargas impositivas para hacer frente a las necesidades, bien del ejército regular, o de los Migueletes y el Somatén por parte de la población, unidas a las confiscaciones y extorsiones del francés, hacen multiplicar durante toda la guerra la correspondencia fiscal, bien para pedir nuevas cargas, bien para razonar la incapacidad de cumplir con ellas, bien para solicitar exenciones tributarias, justificar anticipos, devoluciones...Así el ayuntamiento solicita el alivio de los préstamos para socorrer al ejército regular en marcha hacia Girona, así como la rebaja de los 65 mil sueldos para las tropas del general Winffen.
Se piden nuevas contribuciones para dotar al Somatén, y también para los migueletes: 4 mil raciones, 12 cuarteras de trigo, 1 carga de aceite, 6 cargas de vino y diez cargas de carnes, tocino...
1810-A estas miserias y vejaciones siguió, a primeros de abril de 1810, la sangrienta derrota de los franceses, los cuales, bajo el mando del general Schwartz, huían de Manresa para concentrarse en Barcelona. Al pasar por Sant Julià d'Altura fueron acometidos por los guerrilleros de Milans del Bosch y del presbítero Rovira, ayudados por los somatenes locales y los de Terrassa, los cuales pasaron a cuchillo a 500 hombres, quedando la fuerza enemiga dispersa y cayendo 300 prisioneros cerca de los muros de Sabadell. Fue el hecho militar más relevante ocurrido en Sabadell en toda la guerra.
Otros hechos relevantes que tuvieron clave interna fueron:
En febrero de 1810 una vez votada la conveniencia de erigir un nuevo cementerio, y tras la elección del lugar más adecuado, se decidieron las cargas para pagar el censo para la tierra del cementerio: un total de 6 libras y 5 sueldos, que se pagarían a la iglesia a razón de dos sueldos y medio para el funeral de los mayores (cosos), y sueldo y medio para los pequeños (albats).
Este mismo año fue el de la apertura de las Cortes que, reunidas en Cádiz dictaron la Constitución de 1812. La designación de sus diputados se hizo por sufragio de cuatro grados, de modo que cada población elegía varias personas o compromisarios que después habían de elegir una sola, que se llamaba elector de parroquia. El conjunto de los electores de parroquia de cada Partido elegía varios electores de Partido, y todos estos, unidos, habían de proceder a la elección de los diputados que en nombre de Cataluña irían a las Cortes. La primera y segunda elección se hicieron en Sabadell el 11 de febrero; La Junta General de electores nombró 12 compromisarios (Josep Salvany Labrador, Antoni Durán, Feliu Sanda, Gabriel Roca, Antoni Argemiu, Rdo. Joan Salvany, Antoni Torras del Pla, Pablo Turull, Rdo. Francisco Elías, Josep Antoni Borrel, Josep Sardá y Joan Fontanet i Coll), que designaron como elector de la parroquia a Josep Salvany, que fue siempre el hombre de confianza de la población. Se le confirieron poderes para que pasara a Mataró y participara, junto a los electores de las demás parroquias, en el nombramiento de los electores del Partido que debían concurrir a la ciudad de Tarragona para elegir a los diputados a Cortes.
A partir de de esta fecha, y hasta abril de 1812 no hay constancia de actas municipales, por lo que hay un vacío en la información de las actividades del Ayuntamiento.
En este año 1810 los franceses en sus diversas entradas estuvieron cosa de un mes en la población.
EL AÑO ONCE: Fue de mayor agitación y el Somatén de Sabadell acudió, una vez, a la Conrería y Argentona, y se alzó otra, en número de 75 hombres y a las órdenes de Josep Rifós, para un auxilio a la plaza de Tarragona.
El 31 de marzo el ejército francés del mariscal MacDonald, que regresaba a Manresa, acampó cerca de la Creu Alta de Sabadell destruyendo los conductos de agua de la ciudad.
Entre los servicios de guerra y la carestía derivada de la destrucción de cultivos, el alza de los precios de los productos agrícolas y la notable baja en la producción y los precios de los productos textiles, la mayor parte de la población sufrió hambre y no pocos murieron por tales condiciones extremas.
AÑOS DOCE Y TRECE.- En el año 1812 se promulgó la Constitución , y obedeciendo sus preceptos se hicieron en Sabadell las primeras elecciones municipales, con sufragio de dos grados, el primero de los cuales consistía en la elección, por parte de los ciudadanos, de 17 compromisarios, lo que se hizo el 8 de diciembre, y el segundo, en elección que, por parte de los compromisarios, se efectuó el día 20, de cinco regidores, síndico-procurador y alcalde, que fue Miquel Busquets, de oficio panadero, quien, en el año 1813, en virtud de su cargo, hubo de hacer las gestiones para el rescate de un grupo de vecinos de la villa que los franceses tenían presos en la Ciudadela de Barcelona, como rehenes que garantizaban el pago de unas contribuciones extraordinarias que habían impuesto a Sabadell.
Impusieron los franceses esas contribuciones como señores de la villa que fueron desde agosto hasta diciembre, tiempo en el que Manso batió al general francés Mesniery y le quemó el campamento que había establecido en Sabadell.
En 1814, como sabemos, se acabó la guerra, en el cual contrajeron grandes méritos por su valor cívico los patricios que como alcaldes rigieron la villa y por su valor militar los jefes del Somatén y Francesc Alsina, que, liderando partida como guerrillero, venció a los franceses en muchas acciones que probaron su coraje y le valieron el título de benemérito de la patria en grado heroico, el cual título llevaba adjunta la exención de contribuciones.
CAMBIOS EN LA ORGANIZACION MUNICIPAL
Desde el decreto de Nueva Planta de la administración de Felipe V tras la Guerra de Sucesión, los ayuntamientos eran nombrados por el Real Acuerdo de la Real Audiencia de Catalunya, que elegía entre la terna que le proponía el Ayuntamiento saliente: el bayle, que duraba dos años, y los regidores, que duraban uno; los corregidores, que eran, además, alcaldes de las capitales de Corregimientos, eran de designación real. Además, desde 1760 se mandó que hubiera un síndico procurador en los ayuntamientos que fiscalizase la administración municipal. Permanecía en el cargo por tres años.
El 5 de mayo de 1766 se introdujo una corta representación popular creando los nuevos cargos de "diputados del común" y de "síndico personal". Los diputados, en Sabadell en número de dos, eran elegidos por "els cap de casa" en sufragio popular, asistían a las sesiones del Ayuntamiento, y tenían voz y voto en las cuestiones relacionadas con el aprovisionamiento de la villa. El síndico personal, también elegido por sufragio popular, tenía la misión de velar por los intereses de los vecinos de la población.
A partir del advenimiento, en 1808, de la Junta Superior del Principado como máxima autoridad de Catalunya, sustituyendo a la Audiencia y a la Capitanía General, fue aquélla la que nombró, hasta 1812 , los alcaldes y regidores de los ayuntamientos.
Debido a las correrías francesas por la población, muchos vallesanos acomodados huyeron y dejaron un vacío de poder que facilitó el relevo en las administraciones municipales, consolidado a partir de la entrada en vigor de la Constitución de 1812 elaborada en Cádiz.
Las transformaciones políticas de este período introdujeron cambios en las demarcaciones administrativas a que pertenecía Sabadell. Uno de estos cambios, que no tuvieron eficacia, fue el que el gobierno francés, ocupante de la capital de Principadoy de amplias zonas de éste, decretó en 1812, dividiendo Catalunya en cuatro departamentos, uno de los cuales,Montserrat, era el que correspondía, más o menos, a la futura provincia de Barcelona, e incluía Sabadell.
La Junta Superior del Principado nombró a los alcaldes y regidores desde 1808 hasta el 1812.
Durante el primer período constitucional, de 1812 a 1814, era el pueblo el que elegía al Ayuntamiento: se hacía este nombramiento por compromisarios, o sea por elecciones en dos grados y estos compromisarios eran designados por el voto de los ciudadanos que eran mayores de edad.
En materia religiosa, el Ayuntamiento contribuía al esplendor de la Parroquia, ayudando con consignaciones varias a los cultos que expresaban las devociones populares de la villa: 60 reales anuales para las fiestas de la Virgen de Gracia y la de la Concepción; 250 reales que se destinaba a la fiesta de Sant Feliu; 80 reales que se aplicaban a la fiesta de Sant Antoni, segundo patrón de la villa, y 90 para los tres aniversarios anuales que se celebraban en la Parroquia. También mantenía las pagas que, cumpliendo antiguos acuerdos, concedía a los capuchinos, que eran 820 reales como limosna y a cambio de los servicios espirituales que prestaban dichos religiosos, y 136 reales para los gastos de la lámpara del Santísimo de ese convento.